martes, 20 de julio de 2010

Dos y media de la madrugada. El sueño parece no tener intención de aparecer esta noche en mi dormitorio. Ni siquiera sé por qué estoy pensando esto ahora mismo. Debería dormirme, cerrar los ojos, mantener la mente en blanco y olvidarme del mundo. Pero mi cabeza y yo sabemos que eso simplemente no es posible, porque hoy (al igual que todas las madrugadas desde hace un mes) no tengo sueño. Soñar en estos momentos de mi desconcertada existencia significa elegir entre dos caminos, tomar una decisión que podría condicionar el resto de mi vida (o quizá el resto de los recuerdos de mi vida). Soñar simboliza renunciar a una persona (que daría por mí muchas más cosas de las que yo daría por él) y apostar por otra (que probablemente a estas alturas y pasado un mes no recuerde ni mi nombre, pero que vive en mi pensamiento constantemente y se aleja de mi olvido). Si esta noche me duermo y me abato en las garras de Morfeo, volveré a caer en su trampa de amor y me dejaré llevar por lo que aún siente ese músculo que bombea sangre a todo el cuerpo llamado corazón. Y parece ser que el sueño quiere ayudarme a elegir entre lo posible y lo imposible con su ausencia. Todas las noches me arrebata la posibilidad de seguir sufriendo por lo imposible y me otorga el poder para controlar a mi antojo lo posible.

Prefiero levantarme, apartar de mí el sueño. Es demasiado tentador dejar de ser la víctima para convertirse en el verdugo, dejar de ser el amante para convertirse en el amado. Antes de levantarme dejaré que mis parpados caigan para recordar por última vez las sensaciones que produce un amor imposible, pero que esta vez fue posible y verdadero para mí. La primera mirada tenía música de fondo, la primera sonrisa despertó en mí el sueño de lo imposible, la primera palabra me hizo una idealista, el primer contacto de su piel con la mía me condujo al amor, nuestra primera conversación confirmó todas las sospechas de qe él era el unico que yo qeria y qiero…

Soñé y continuo soñando luego de que lo ví. Sin embargo, comprendí que somos las personas las que tenemos la última palabra. Hoy me caso con su sueño, con ese sueño tan amado, para qe pueda realizarse. Y Aunque no necesite esa fantacia, yo sé que por él daria hasta lo que no tengo, para saber que sin el no puedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario